“El Señor es, con los que lo honran, tan tierno como un padre con sus hijos; pues él sabe de qué estamos hechos: sabe bien que somos polvo.” — Salmo 103:13-14 (DHH) 📖
Este
salmo, no solo exalta la grandeza de Dios… también revela Su ternura.
La
comparación no es casual: Dios se muestra como un padre que conoce a sus hijos,
que entiende sus caídas, su temperamento, su fragilidad.
Y no los trata con dureza, sino con misericordia, porque recuerda de qué
estamos hechos: de polvo.
No
somos máquinas.
No somos invencibles.
Somos limitados.
Y Dios no solo lo sabe… lo tiene presente en Su trato con nosotros.
💭 Reflexión:
Tal vez
hay días en los que te sientes lejos de Dios.
No porque Él se alejó, sino porque tú te estás escondiendo detrás de la culpa,
del cansancio, o de la autoexigencia.
A
veces, nos exigimos perfección.
Pensamos que debemos tenerlo todo bajo control para acercarnos a Dios.
Pero el corazón de este pasaje es lo contrario:
Dios no te ama porque eres fuerte… te sostiene porque eres débil.
Él no
está decepcionado de ti.
Él te conoce mejor de lo que tú mismo te entiendes.
Sabe por qué reaccionas como reaccionas.
Sabe qué heridas arrastras.
Y por eso te mira con compasión, no con juicio.
Cuando
tropiezas, no te abandona.
Cuando estás cansado, no te grita.
Cuando te sientes vacío, no te rechaza.
Él se acerca… te abraza… y te recuerda que sigues siendo Su hijo.
🙏 Concepto aplicado a la fe:
La
verdadera fe no es negar la fragilidad,
es confiar en Dios en medio de ella.
Fe es
decir:
“Señor,
no tengo fuerzas hoy… pero aún así vengo a Ti.”
Fe es
seguir caminando con Dios aunque tengas días grises.
Fe es seguir orando aunque sientas que no tienes palabras bonitas.
Es reconocer que lo que te sostiene no es tu capacidad… sino Su gracia.
A veces
pensamos que Dios solo se agrada cuando damos lo mejor.
Pero Dios también sonríe cuando venimos con lo peor y se lo entregamos.
🧠 La Dra. Kristin Neff, pionera en estudios sobre autocompasión,
dice que las personas que se tratan con ternura y paciencia en sus momentos
difíciles desarrollan mayor salud emocional, resiliencia y estabilidad interior.
Y si
nosotros necesitamos tratarnos con gracia,
¡cuánto más debemos permitir que el Padre nos trate con Su gracia perfecta!
La
compasión divina no solo calma el alma, también restaura el cuerpo.
✍️ Preguntas para meditar:
- ¿Qué parte de tu fragilidad te cuesta más aceptar delante del Señor?
- ¿Y si hoy, en vez de resistir, te rindes a la gracia de Dios?
💡 Pensamiento del día:
“No
eres amado por lo que haces… sino por quién eres para Dios: Su hijo.”
Y Su amor no depende de tu rendimiento.
Depende de Su fidelidad, y esa… nunca falla.
🙏 Oración:
Señor, gracias por no tratarme según mis errores, sino según tu misericordia.
Gracias porque conoces mi debilidad y no te alejas.
Abrázame con tu compasión, recuérdame que sigo siendo tu hijo, y enséñame a
descansar en tu fidelidad.
Amén.
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Quizá alguien más necesita recordar que no tiene que fingir fortaleza,
porque el Padre no está buscando gente perfecta…
sino corazones sinceros.
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