“Pero Dios es muy compasivo, y su amor por nosotros es inmenso. Por eso, aunque estábamos muertos por culpa de nuestros pecados, él nos dio vida al resucitar a Cristo. Nos hemos salvado gracias al amor de Dios. ”
— Efesios 2:4-5 TLA📖
✨ Reflexión
Hay preguntas que me quiebran por dentro y me hacen detenerme a pensar: ¿Dónde estaría hoy si no hubiera sido alcanzado por la gracia de Dios?
Tal vez estaría atrapado en mis propios errores, cargando culpas que nunca logran borrarse por cuenta propia, persiguiendo caminos que siempre llevan a nada. Estaría vacío, intentando llenar mi corazón con lo pasajero, esclavo de heridas y del pecado.
Pero entonces miro mi vida y no puedo negar la verdad: si sigo de pie, si tengo esperanza, es porque la gracia de Dios me encontró. Esa gracia no llegó cuando yo era fuerte, sino cuando estaba en la oscuridad; no apareció cuando yo merecía, sino cuando estaba perdido.
La gracia de Dios no es solo un perdón que limpia, es un poder que transforma. Ella no solo borra pecados, sino que rescata, restaura y levanta. Es el recordatorio constante de que no estamos aquí por accidente, sino porque fuimos buscados, deseados y amados con un amor que no se cansa.
Cada victoria que hoy podemos celebrar, cada herida que ya no sangra, cada lágrima que encontró consuelo, lleva la misma raíz: la gracia de Cristo. Esa gracia que no se agotó en el pasado, sino que sigue sosteniéndome día tras día, aun en los momentos donde nuestra fe flaquea.
La gracia de Dios no solo cambia el rumbo de nuestra vida, nos da un propósito eterno. Nos enseña que no vivimos solo para sobrevivir, sino para reflejar al Dios que nos salvó. Que no caminamos solo, porque Su favor nos rodea. Que nuestra vida no es el resultado de la casualidad, sino el fruto del amor eterno de Dios.
Por eso, cada vez que pienso en lo que podría haber sido sin Su gracia, no puedo hacer otra cosa que agradecer. Porque aunque no sé exactamente dónde estaría, sí sé hoy dónde estoy: en los brazos de Dios, Aquel que me alcanzó cuando yo no lo buscaba.
📌 Dato curioso
En el Nuevo Testamento, la palabra gracia aparece más de 150 veces. Esto nos muestra que la vida cristiana entera está edificada en ella. No es un concepto aislado, sino la esencia misma del Evangelio: somos salvos, vivimos y servimos por la gracia de Dios.
📜 Un momento bíblico
El apóstol Pablo es uno de los mayores ejemplos de la gracia de Dios. Antes de conocer a Cristo, perseguía a los cristianos con violencia y odio. Sin embargo, en el camino a Damasco, Jesús lo alcanzó y lo transformó en uno de los predicadores más influyentes de la historia.
Pablo nunca olvidó lo que la gracia hizo en su vida. Por eso escribió: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Corintios 15:10). Esa misma gracia que lo cambió a él es la que también puede cambiar cualquier vida hoy.
🌟 Testimonio inspirador
Nicky Cruz, exlíder de pandillas en Nueva York, vivía sumergido en violencia, odio y delincuencia. Su corazón estaba endurecido por el dolor y el rechazo de su infancia. Pero cuando un predicador joven le habló del amor de Cristo, la gracia de Dios quebró sus cadenas.
Aquel hombre que muchos consideraban irredimible se convirtió en un evangelista que ha llevado el mensaje de salvación a millones alrededor del mundo. Su vida es prueba de que no importa cuán lejos estemos, la gracia de Cristo siempre puede alcanzarnos.
❓ Preguntas para meditar
- ¿Soy consciente de que la salvación que tengo no es por mérito, sino por gracia?
- ¿Estoy viviendo agradecido por ese regalo inmerecido?
- ¿Cómo puedo compartir esta gracia con alguien que todavía se siente perdido?
🌱 Aplicación del día
Hoy toma un tiempo para agradecer específicamente por la gracia de Dios. Haz una lista de tres cosas en tu vida que han cambiado gracias a Cristo y compártelas con alguien cercano. Puede ser el inicio de una conversación que le recuerde a esa persona que también puede ser alcanzada por la gracia.
💭 Pensamiento del día
“La gracia de Dios, revelada en Cristo, nos da valor para empezar de nuevo y seguir adelante.”
🙏 Oración
Señor, gracias por tu gracia inmerecida que me salvó cuando no lo merecía. Gracias porque en Ti encontré vida, dirección y esperanza. Ayúdame a nunca olvidar de dónde me sacaste y a vivir cada día para reflejar el regalo de tu amor. Amén.
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Alguien necesita saber hoy que la gracia de Dios puede transformar incluso la vida más rota. ✨
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