Tal vez no seamos perfectos…
Quizá llevemos en el corazón cicatrices de errores pasados, palabras que no
debimos decir, decisiones que nos alejaron del propósito de Dios. Tal vez, en
nuestra humanidad, hemos tropezado, hemos caído e incluso hemos llegado a
ofender al Padre con nuestras actitudes, con nuestra falta de fe… con una vida
que, muchas veces, no refleja el amor que Él merece.
Pero, a pesar de todo, hay algo que jamás cambia: el
amor de Dios.
Dios mira nuestras debilidades como una oportunidad para
mostrarnos Su gracia. Él sabe cómo somos, conoce nuestra fragilidad, nuestra
lucha interna… y, aun así, nos ama con tanta ternura.
En un mundo que exige perfección, Dios solo pide que vengamos a Él, tal como
somos.
Me gusta imaginar esto: un hombre, frágil, lleno de
tropiezos, de errores, tratando de levantarse una y otra vez… tratando de
agradar a Dios. Y, en el cielo, puedo imaginar a Dios mirándolo con ternura,
sonriendo como un Padre que ve a su hijo hacer su mayor esfuerzo por sacarle
una sonrisa.
A mi parecer, esta es la adoración pura: intentar agradar a Dios desde lo más
profundo de nuestro ser, sabiendo que nada somos sin Él. Dios le da sentido a
nuestra vida, y esta es la razón por la que queremos pasar tiempo con Él,
porque Él lo es todo.
Dios no nos pide perfección. Nos pide autenticidad. Que
vayamos a Él con un corazón sincero, con humildad, con un deseo genuino de
estar a Su lado. Y cuando lo hacemos… ¡qué maravilloso es saber que Él siempre
está ahí! Nos recibe, nos perdona, nos restaura.
Su misericordia es algo que nunca podremos entender
completamente. Es inmensa, infinita y nueva cada mañana. Cuando pensamos que no
hay esperanza, Su gracia nos envuelve. Cuando creemos que no merecemos más
oportunidades, Él nos sorprende con un abrazo eterno.
Así que no importa cuántas veces hayas caído, no importa
cuán lejos te hayas sentido de Dios. Levántate. Vuelve a intentarlo. Sé
sincero, sé auténtico y adora a Dios con todo tu ser, aun con tus
imperfecciones. Porque, aunque tropieces, cada paso hacia Él es un paso que
hace sonreír al Padre.
Esta es la vida que Dios nos llama a vivir: no una vida
de perfección, sino una vida de entrega. Una vida consciente de que Su
misericordia nos sostiene, Su gracia nos restaura y Su amor nos da fuerza para
seguir adelante.
Hoy, decide levantarte. Decidamos adorarle con nuestro corazón, porque Él nos ama más de lo que podamos imaginar.
📖 Lectura Bíblica: "El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida. Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene de la mano. “ – Salmos 37:23-24
📝 Pequeña Reflexión: "Dios no busca perfección, sino un corazón sincero. En nuestra fragilidad, adoremos a Dios con todo nuestro ser, sabiendo que Él sonríe al vernos levantarnos una vez más."
🙏Oración: Padre, aunque tropiezo y mis errores son muchos, confío en Tu misericordia infinita. Te doy gracias por el amor que me das y por la gracia inmerecida a través de Tu Hijo Jesucristo. Amén.
💡 Pensamiento del Día: "La adoración genuina surge de un corazón contrito y humillado, de un anhelo profundo por estar cerca de Dios."
🕊 Versículo Adicional: “Los sacrificios que Dios quiere son los que nacen desde el interior, el arrepentimiento sincero. Dios no rechazará un corazón quebrantado y triste. “ – Salmos 51:17
🌐 Redes Sociales: https://linkr.bio/DestelloDeVida ✨
No hay comentarios.:
Publicar un comentario