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martes, 23 de septiembre de 2025

✨ Hijos de Dios ✨

“Y vino una voz del cielo, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia.”
— Mateo 3:17📖


Reflexión

Muchas veces llegan a nuestra mente preguntas como: ¿Quién soy? o ¿Para qué estoy aquí en la tierra? Preguntas que no siempre sabemos responder, pero que terminan influyendo en cómo pensamos, cómo actuamos, cómo enfrentamos los días difíciles y hasta cómo soñamos.

Cuando no tenemos clara nuestra identidad, somos como ese barco en medio del mar que no sabe hacia dónde ir, movido de un lado a otro por las olas. Por eso necesitamos anclar nuestra verdadera identidad en Cristo.

Muchos intentan encontrarla en logros, en la aprobación de otros o en sus propias emociones. Pero esas voces, tarde o temprano, se apagan y dejan un eco vacío. La verdadera identidad no se encuentra en un espejo, en un título, ni en una función; se encuentra en la mirada del Padre.

Él pensó en ti antes de la fundación del mundo, y su voz sigue siendo la misma que se escuchó sobre Jesús en el Jordán: “Este es mi Hijo amado.” Antes de hacer un milagro, antes de predicar a las multitudes, antes de cargar la cruz, Jesús recibió esa afirmación. Y fue suficiente para sostenerlo en medio del rechazo, la burla y el dolor.

De la misma manera, tu valor no nace de lo que haces, sino de lo que eres: hijo de Dios. Un llamado más alto que cualquier título, más fuerte que cualquier crítica y más eterno que cualquier éxito pasajero.

Cuando abrazas esta verdad, la ansiedad comienza a perder fuerza. Como un niño en brazos de su padre, ya no temes al mañana ni a la escasez. Sabes que tu seguridad no depende de tus fuerzas, sino de la fidelidad de tu Papá celestial. Y si Él no escatimó a su propio Hijo, ¿cómo no te dará también lo que realmente necesitas?

Ser hijo abre la puerta a una herencia eterna. Aunque hoy la vida sea frágil y pasajera, nos espera una plenitud sin dolor, sin lágrimas, sin muerte. Esa certeza rompe las cadenas del miedo, incluso frente al enemigo más temido: la muerte.

Recuerda esto: no eres huérfano. Tienes un Padre que detiene el cielo para escucharte, que considera importante lo que es importante para ti, y que ya venció para garantizar que nada pueda arrebatarte de sus brazos.


📌 Dato curioso

En la cultura romana del siglo I, cuando alguien era adoptado, adquiría todos los derechos legales de un hijo legítimo, incluyendo herencia, ciudadanía y protección. El apóstol Pablo usó esta figura para explicar lo que sucede con nosotros: al ser adoptados por Dios (Romanos 8:15-17), no solo recibimos perdón, sino una identidad completa como hijos y coherederos con Cristo.


🌟 Testimonio inspirador

C.S. Lewis, autor de Las Crónicas de Narnia, vivió años de ateísmo y dolor tras la muerte de su madre. Sin embargo, al encontrarse con Cristo, entendió que no era un accidente en el universo, sino un hijo amado por el Creador. Desde entonces, su vida y su obra literaria fueron testimonio de que la verdadera identidad nace de saberse hijo del Padre.


Preguntas para meditar

  • ¿Dónde he estado buscando mi identidad?
  • ¿He confundido mi valor con títulos, logros o fracasos?
  • ¿Creo realmente que soy hijo amado de Dios?

🌱 Aplicación del día

Hoy, mírate al espejo y declara en voz alta:
“Soy hijo de Dios, amado, perdonado y sostenido por Él.”
Escríbelo en un lugar visible para recordarlo en los momentos de duda o miedo.


💭 Pensamiento del día

“No importa lo que ocurra a tu alrededor, tu valor y tu identidad permanecen firmes en el amor eterno de Dios.”


🙏 Oración

Padre celestial, gracias porque en Ti encontré quién soy. No soy mis errores, ni mis títulos, ni mis logros. Soy tu hijo amado. Ayúdame a vivir cada día desde esa verdad, confiado en tu fidelidad y descansando en tu amor eterno. Amén.


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Alguien necesita recordar hoy que no es huérfano: tiene un Padre que lo llama hijo amado. ✨

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