🌱 Creciendo en la Adversidad: Moldeados con Amor
📖 Lectura Bíblica:
"¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? —dice Jehová—. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel."
— Jeremías 18:6 (RVR1960)
¿Alguna vez has jugado con plastilina? Puedes aplastarla, darle forma, deshacerla y comenzar otra vez. Es algo flexible, moldeable, y si se daña, no se tira… se vuelve a formar. Así comenzó una de las lecciones más poderosas que Dios le dio al profeta Jeremías: lo llevó a la casa de un alfarero, y allí, con algo tan simple como el barro, le enseñó una gran verdad espiritual.
El alfarero tenía un plan para esa vasija, pero el barro se estropeó. Sin embargo, no fue desechado. El alfarero simplemente lo volvió a empezar. Así es Dios con nosotros. Aun cuando sentimos que hemos fallado o que no servimos, Dios nos mira con amor… y decide formarnos otra vez.
🧱 1. Somos como barro suave en Sus manos
El barro, por sí solo, no tiene forma. No tiene dirección. No puede levantarse por sí mismo ni decidir en qué se va a convertir. Necesita un alfarero que lo moldee con intención, con cuidado y con visión.
Así somos nosotros sin Dios. Muchas veces nos sentimos perdidos, inseguros, sin saber qué decisión tomar, qué rumbo seguir o cómo actuar en medio de las emociones y los desafíos. Pero en las manos de Dios, hay dirección. En Sus manos, encontramos propósito. Él nos da forma, no solo externa, sino en lo profundo del corazón.
Un niño puede tener miles de piezas de LEGO, de todos los colores y tamaños. Pero si no tiene una guía o no sabe lo que quiere construir, termina con piezas sueltas sin forma. Así es nuestra vida cuando no dejamos que Dios nos guíe. Él es quien sabe cómo unir cada parte de nuestra historia.
📎 Para recordar:
Dios no espera que tengas todo resuelto. Solo quiere que te dejes formar.
🛠️ 2. A veces, Dios nos tiene que apretar un poco
El alfarero no solo toca suavemente el barro. A veces, necesita presionarlo, apretarlo, incluso romper partes para que todo quede bien unido y fuerte. No porque quiera lastimar el barro, sino porque sabe que, si no lo hace, la vasija será frágil, se filtrará o se romperá fácilmente.
Así actúa Dios en nuestra vida. Hay momentos donde sentimos presión, incomodidad o sufrimiento. Pérdidas, correcciones, cambios que no entendemos. Pero no son castigos, son parte del proceso de formación. Dios no quiere hacernos daño, sino que seamos capaces de resistir, de contener Su propósito, de no rompernos con el primer golpe de la vida.
¿Recuerdas alguna vez en la que alguien te corrigió y no te gustó? Tal vez te dolió, pero más adelante entendiste que esa corrección te hizo mejor. Lo mismo hace Dios: permite que vivamos cosas que nos hagan crecer, no por crueldad, sino por amor.
Dios no nos presiona para destruirnos… sino para hacernos más firmes.
🧩 3. Cuando nos sentimos “mal hechos”, Él nos rehace
Jeremías vio cómo el barro se estropeaba en manos del alfarero. No era perfecto, estaba dañado, pero el alfarero no lo desechó ni lo cambió por otro trozo más firme. Lo tomó con cuidado, lo volvió a amasar y comenzó de nuevo.
Qué imagen tan poderosa de la gracia y la fidelidad de Dios. Tal vez tú has sentido que fallaste demasiado, que ya no puedes servir, que no cumpliste lo que Dios esperaba o que tus errores te descalifican. Pero Dios no piensa así. Él sigue viéndote con amor, con propósito… y con esperanza.
La Biblia nos recuerda que “el que comenzó en nosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6). No se trata de cuánto podamos hacer por nuestra cuenta, sino de cuánto Dios está dispuesto a hacer en nosotros por gracia.
¿Recuerdas cuando en la escuela dibujabas algo y al equivocarte, no tiraste la hoja… sino que simplemente borrabas y seguías? El error no te detuvo; solo te dio la oportunidad de intentarlo otra vez. Dios hace lo mismo con nosotros. No borra por castigo, sino que restaura con paciencia y amor.
Dios no busca perfección humana. Busca corazones dispuestos a ser transformados por Él.
🧡 4. El Alfarero conoce el diseño, aunque tú no lo veas
Cuando el barro está en el torno, girando y siendo moldeado, no tiene idea de lo que está pasando. No ve el diseño. Solo siente el giro, la presión, el agua, las manos. Pero el alfarero ya tiene en su mente la imagen de lo que quiere formar.
Así es nuestra vida con Dios. Hay temporadas donde nada parece tener sentido. Donde lo que sentimos y vivimos no se alinea con nuestras expectativas. Pero aunque no entendamos el “por qué”, podemos confiar en Dios. Él no improvisa. Él no experimenta contigo. Él ya vio lo que serás, y todo lo que estás viviendo forma parte de ese diseño.
🙏 Oración:
Padre, gracias porque estoy en tus manos. A veces me siento confundido, quebrado o sin forma. Siento que ya no sirvo, que fallé, que me perdí. Pero hoy me recuerdas que no me has soltado, que sigues trabajando en mí. Enséñame a confiar en tu proceso, a aceptar tu corrección, a no correr lejos cuando me siento mal… sino a acercarme más a ti.
Gracias porque no me desechas, sino que me rehaces con amor. Aunque no entienda todo, ayúdame a recordar que estoy en las mejores manos: las tuyas. En el nombre de Jesús, amén.
💭 Pensamiento del día:
"No importa cuántas veces te sientas quebrado, en las manos del Alfarero siempre hay una nueva oportunidad."
📲👇 Sígueme para más contenido con propósito:
🔹 WhatsApp Canal: Destello de Vida
🔹 TikTok: @destellode.vida
🔹 YouTube: Destello de Vida
🔹 Instagram: @destellode.vida
🔹 Grupo WhatsApp – Crecimiento Espiritual: Únete aquí
🔗 https://linkr.bio/DestelloDeVida
💬 ¿Este mensaje te habló al corazón? Compártelo con alguien que hoy necesite recordar que Dios no ha terminado con él.✨
No hay comentarios.:
Publicar un comentario