A veces nos encontramos en situaciones donde todo parece estancado. Buscamos soluciones, pero cada intento parece un callejón sin salida. En esos momentos, es fácil desanimarse y pensar que no hay esperanza.
Sin embargo, la Biblia nos recuerda que Dios abre puertas que nadie puede cerrar (Apocalipsis 3:8). Lo que hoy parece un obstáculo, mañana puede ser una oportunidad para ver su gloria. Él no está limitado por nuestras circunstancias ni por lo que vemos; su poder va más allá de nuestra comprensión.
Si sientes que las oportunidades se han cerrado, confía en que Dios tiene un plan. Su tiempo es perfecto y, cuando menos lo esperes, abrirá una puerta que cambiará tu vida.
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